Los Programas de Lectura no están funcionando





 “La lectura es como el alimento, el provecho no está en proporción de lo que se come sino de lo que se digiere”. Jaime Balmes (Filósofo español)

El tema de la lectura siempre estará vigente y cualquiera que lo aborde realizará una gran labor por la importancia que reviste. Se publican lemas y frases hermosas que hablan de la lectura. Se difunden a bombo y platillo las ferias del libro y demás eventos en los que ésta sea protagonista.

Por otro lado, los gobiernos desarrollan programas de motivación a la lectura y los maestrospadres de familia coinciden en el valor que tiene. Por si fuera poco, los medios de comunicación se suman a este esfuerzo con campañas publicitarias y programas que hacen apología del tema. Sin embargo, ninguno de estos esfuerzos está dando resultado.

Leer lo hacemos todos, todos los días y a todas horas, por lo menos los que tenemos la fortuna de no ser analfabetasLeemos etiquetas, letreros, calles, informes, mensajes de texto y demás cuestiones cotidianas. La lectura es una herramienta que utilizamos, nos guste o no, así que quedarnos en que “hay que leer más” resulta simplista. Hay que empezar a hablar de leer buenos libros y encauzar todas las energías a esa lectura de calidad.

"La educación ha logrado que las personas aprendan a leer, pero es incapaz de señalar lo que vale la pena leer". George Trevelyan (Historiador y académico británico)

Recuerdo que hace algunos años asistí a una serie de capacitaciones para maestros sobre uno de los muchos programas que se habían desarrollado para motivar a la lectura. En dicha capacitación, la instructora hablaba de que lo ideal era iniciar a los niños con temas cercanos a ellos y a su entorno. La tesis me resultó atractiva, pero cuando amplió la idea no pude evitar sentirme escandalizada.

Ella abogaba por motivar al niño a leer las etiquetas e ingredientes de la comida chatarra, los libros vaqueros que seguramente leía su papá y cuestiones similares. Con esta estrategia nunca dudé que el niño llenaría su mente de ideas que en absoluto le convenían a su buen desarrollo

El hábito de la lectura, como casi todos los hábitos, se adquiere mejor desde la infancia.  Los niños deben desarrollar el hábito con lecturas adecuadas a su edad, porque son libros cercanos a ellos y a sus intereses. Son historias bien escritas y con mensajes positivos y la gran mayoría las tienen en los libros de texto gratuitos o en las bibliotecas escolares y es con eso con lo que hay que llenar su mente y no con ingredientes de comida chatarra o con temas sórdidos.

Aquí cobra sentido la frase de Mark Twain:

Quien no lee buenos libros, no tiene ventaja sobre quien no sabe leer”.

Leer debe ser un acto placentero y para que se convierta en un hábito tiene que hacerlo diariamente, con buenas lecturas y bien seleccionadas para que también disfrute con lo que lee. Es recomendable que, tanto el maestro como los padres, creen un ambiente propicio que pasa necesariamente por un espacio grato y una introducción que los emocione sobre aquello que van a leer, así que es muy importante que papás y maestros lo hayan leído previamente. Un buen programa de lectura tiene que considerar todos esos elementos.

Creo firmemente que, si los muchos programas de lectura que se han desarrollado  hasta ahora, se hubieran enfocado exclusivamente en lograr que a los niños les gustara leer, los resultados habrían sido mejores.

Lamentablemente suelen ser programas en los que mezclan muchos temas como desarrollo de habilidades de comunicación;  introducción a las nuevas tecnologías de la comunicación o el equipamiento de bibliotecas escolares, entre otros asuntos y, aunque están muy relacionados, le restan protagonismo al tema de la lectura y, por tanto, las acciones se distribuyen en un sinfín de cuestiones, perdiendo de vista que el objetivo principal de un programa de lectura es que el niño adquiera el hábito y le guste leer.

Lo ideal sería que los niños adquirieran el hábito en la familia, pero la realidad es que la actividad de leer se le ha asignado a la escuela, por tanto, deben ser programas que pongan a leer primero a los maestros en formación para que egresen maestros lectores y posteriormente reforzarlo en las capacitaciones continuas. Pretender que alguien que no lee eduque en la lectura es como pedirle peras al olmo.  Petra Llamas 

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Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 9 de enero  del 2015.





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