Padres que no asumen su papel

Padres sin alma son aquellos que niegan a sus hijos consejo, amor, ejemplo y esperanza”  Almafuerte, Pedro Bonifacio Palacios (maestro y poeta argentino)

Teóricamente, los padres deberían ser las personas más importantes en la formación de sus hijos. Tienen la misión de guiarlos por el camino correcto, ser un ejemplo para ellos, ayudarlos a adquirir los hábitos que los convertirán en hombres y mujeres de bien; pero sobre todo, serán los encargados de proporcionarles mucho amor y estabilidad emocional, ya que con ello también les están proporcionando la seguridad necesaria para ser personas maduras y fuertes.

En teoría eso son los padres, pero en la realidad hay algunos que jamás pudieron asumir ese rol y, consciente o inconscientemente, se encargarán de hacerles la vida imposible a sus hijos. Son los padres tóxicos.

El primer contacto documental del maltrato de padres a hijos tal vez sea a través de los cuentos infantiles, como el caso de “Hansel y Gretel”, en el que dos hermanos son abandonados en el bosque por su propio padre a sugerencia de la madrastra.

Otra historia de maltrato velado es el cuento de “Caperucita roja” y el insólito comportamiento de la mamá al pedirle a su hija que lleve alimentos a la abuela, que vive sola en el bosque, y cuyo único apoyo es aconsejarle que no le haga caso al lobo si se lo encuentra en el camino. 

Pero sin duda son dos historias, La Cenicienta y Blancanieves, las que señalan especialmente el tema de los padres tóxicos con el comportamiento del personaje de la madrastra hacia la hija del esposo. Tal vez por eso se utiliza el término de madrastra para definir la conducta agresiva de algunos padres hacia sus hijos. 

Estas conductas tóxicas que se relatan en los cuentos infantiles se dan en la vida real con mayor frecuencia de la que quisiéramos y, en algunos casos, la crueldad es superior; pero lo peor de todo es que no son exclusivas de los padrastros o madrastras, sino de los propios padres, los cuales lastiman verbal y físicamente a sus hijos dañándoles la autoestima por el resto de sus vidas. Nadie pensaría que unos padres pudieran insultar, humillar y lastimar a un hijo como si se tratara de su peor enemigo. 


“Un padre no es el que da la vida, eso sería demasiado fácil, un padre es el que da el amor”.  Denis Lord (novelista canadiense)

La psicóloga norteamericana, Susan Forward, en su libro, “Padres Tóxicos”, los clasifica en seis categorías: 

a)    Los padres inadecuados, egoístas e inmaduros que no han asumido su papel y compiten con sus hijos, sintiéndose amigos de éstos en vez de padres. Visten, hablan y se comportan igual que ellos y en muchos casos, son los hijos los que hacen de padres. 

b)    Padres controladores, que manipulan a sus hijos a través del chantaje emocional y la culpa, sobreprotegiéndolos hasta anularlos para poder controlar sus vidas. Son padres absorbentes que no permiten que sus hijos crezcan y maduren, volviéndolos dependientes e inseguros. 

c)    Padres alcohólicos o adictos, que crean un ambiente de violencia, inestabilidad y tensión constante y su conducta les impedirá cumplir con su función como padres.

d)   Los abusadores verbales. Padres sarcásticos que no respetan a sus hijos y se relacionan con ellos a base de groserías, burlas y humillaciones, devaluándolos constantemente y provocándoles una total desmoralización y baja autoestima. 

e)    Los abusadores físicos. Padres irascibles que hacen de la agresión su forma de educar y siempre la justifican alegando que son los propios hijos quienes la provocan. 

f)     Los abusadores sexuales. Enfermos que sexualizan a sus hijos y les roban la inocencia y la infancia.

Puede haber variantes de estas seis categorías, aunque clasificarlas sería lo de menos, lo importante son las conductas que los hijos desarrollarán por culpa de estos padres tóxicos.

Según los expertos, unos tenderán a ser extremadamente agresivos violentos; otros se volverán sumisosdependientes y en otros casos, su baja autoestima los llevará a convertirse en cuidadores de otros y vivirán pendientes de la aceptación de los demás, ya que creerán valer en la medida en que los necesiten.

Existen otras muchas manifestaciones, pero al final de cuentas serán personas con un alto nivel de ansiedad, sin autoestima, ni seguridad y en muchos casos crecerán pensando que merecían ese maltrato. Lo más grave es que repetirán con sus hijos lo mismo que les hicieron a ellos y en el mejor de los casos se irán al otro extremo, siendo laxos y permisivos, lo cual no es más que otra forma de maltrato.

Es posible que los padres tóxicos actúen de esa forma porque ellos mismos no han podido curar sus lesiones emocionales, lo cual los imposibilita para educar a otros, pero las consecuencias y el daño que ocasionan impactarán profundamente en la vida de sus hijos y por tanto en la sociedad donde se desenvolverán. No nos extrañe, pues, las manifestaciones de violencia que cada vez son más frecuentes en todos los ámbitos sociales.

Afortunadamente existen tratamientos para ayudar a corregir estas conductas y nunca es tarde para hacerlo. Lo importante es darse cuenta a tiempo y buscar ayuda. Tampoco es tarde para pedir perdón, porque los hijos siempre tendrán la disposición de perdonar a sus padres.

El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra, Es dos veces bendito, bendice al que lo da y al que lo recibe”  William Shakespeare, “El mercader de Venecia” Petra Llamas

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Publicado en La Jornada de Aguascalientes el 11 de julio del 2014. 





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