Cuando la evaluación pierde su función, el Acuerdo 696

El secreto de la educación está en el respeto al discípulo”  Ralph W. Emerson (escritor y filósofo estadounidense).
El pasado 11 de septiembre del 2013 se emitió el Acuerdo 696, en que se establecen las normas generales para la evaluación, acreditación, promoción y certificación en la educación básica. En el documento se aclara que está basado en los principios de equidad y justicia que rigen la educación inclusiva, además de valorar la atención a la diversidad.

También se declara que la evaluación forma parte del proceso de estudio y que debe ser cualitativa y cuantitativa y emiten recomendaciones importantes como: que el maestro planee y prepare su clase, que los alumnos sean conscientes de lo que saben y lo que les falte por aprender; que se tenga en cuenta las necesidades y contextos de los alumnos; que se evalúen otros aspectos además del examen; que exista colaboración entre maestros y padres de familia y alumnos y que se actúe oportunamente para evitar el rezago y el abandono escolar. Se menciona la existencia del reporte de evaluación, con cinco evaluaciones parciales y el promedio final, que mantenga informada a la familia.

Los fundamentos teóricos del Acuerdo 696 y la idea de involucrar más a los padres está muy bien, las incongruencias aparecen cuando se determinan los criterios para la acreditación y promoción en los diferentes períodos de la educación básica. Es aquí donde las autoridades deben poner mayor atención, porque son criterios enfocados a los resultados y no al aprendizaje, ya que aprobar o pasar de año a los alumnos sin que hayan aprendido sólo mejorará las estadísticas oficiales, pero no la calidad educativa.

Una maestra me contaba que los capacitaron para conocer el Acuerdo 696 y les indicaron que los rubros  a considerar para promediar en la evaluación son: el contexto familiar, escolar, social, físico, cognitivo, socio afectivo, el desempeño curricular, el estilo de aprendizaje y la creatividad. Y según esta maestra, promediar todo eso significa que al final el alumno siempre acabará aprobando, haya o no aprendido

Ella siguió las instrucciones, pero al descubrir que algunos alumnos no habían logrado los aprendizajes, sobre todo de matemáticas y español, envió recomendaciones a los padres para que apoyaran a sus hijos, pero ellos alegaban que su hijo llevaba calificación aprobatoria, gracias a que le promediaron el examen con los rubros mencionados. Además se escudaron en que trabajaban y no tenían tiempo, así que la maestra, sabiendo que algunos alumnos no aprendieron, los tuvo que pasar porque con todos los aspectos que debe considerar, el promedio fue aprobatorio. Su opinión es que este promedio no le parece ni justo ni conveniente y los lineamientos, mucho menos.

Esos lineamientos, para el caso de Primaria, dictan que los niños de 1º pasarán por el sólo hecho de haberlo cursado y me parece un gran error porque a esta edad es cuando adquieren una gran importancia los hábitos de estudio, los valores como el esfuerzo y la constancia o descubrir el significado de las consecuencias.

Los de 2º y 3º pasarán de grado con sólo tener un promedio de seis en todas las asignaturas, las hayan aprobado o no y le dejan al maestro la decisión de pedirle apoyo a los padres o determinar si repite; pero como le ocurre a esta maestra, los padres no aceptarán que repita el año si al promediar los conocimientos con otros aspectos alcanza la calificación aprobatoria de seis.

Los de 4º y 5º, podrán pasar de grado si tienen un promedio de seis por asignatura y si llevan dos asignaturas reprobadas tendrán “una promoción con condiciones”. En 6º deberán tener también un promedio de seis por asignatura o aprobar un examen general de conocimientos para poder pasar a secundaria.

En secundaria la situación es más preocupante porque el alumno acreditará el año si tiene un promedio de seis en cada asignatura, pero si al final del ciclo tiene cuatro reprobadas, tendrá que presentar exámenes extraordinarios. Podrá repetir el año si tiene cinco o más asignaturas reprobadas o conserva más de tres asignaturas de 1º  y/o 2o grado reprobada; aunque también puede acreditar con un examen general de conocimientos.

Por otro lado, tendrá que repetir 3º cuando, al concluir el ciclo escolar, presente cinco o más asignaturas no acreditadas de primero, segundo y/o tercer grado, aunque también podrá acreditarlo con un examen de conocimientos, aplicado las veces que haga falta hasta que lo apruebe.

Es alarmante que se haya reducido la evaluación a un mero trámite administrativo, desvinculándola del proceso de enseñanza/aprendizaje y que los alumnos, los principales perjudicados, puedan pasar de un grado a otro arrastrando lagunas fundamentales de conocimientos. Si siguen así las cosas, sólo tendremos niños indolentes y flojos, a no ser que sus padres se apliquen en casa desarrollándoles hábitos de estudio y les exijan lo que la escuela ya no está exigiendo.

Los padres envían a sus hijos a la escuela para que aprendan y la evaluación es parte indisoluble del proceso. No es sano que un niño pase de año con un promedio tan bajo o sin acreditar asignaturas. Afortunadamente, el Artículo 5º transitorio del Acuerdo 696 señala que se revisará cada año y la verdad es que urge esa revisión para que el nuevo producto ponga énfasis en el aprendizaje del alumno y no en su promoción.  Petra Llamas 

Consultar el Acuerdo 696 en este link:                                                                 http://www2.usebeq.edu.mx/siise/procap/ktml2/files/uploads/DOCS/Ac696SEP.pdf

Twiter@PetraLlamas

Correo: petrallamasgarcia@gmail.com

youtubehttps://www.youtube.com/c/ReflexionesdelaMaestraPetraLlamas


Publicado en La Jornada de Aguascalientes el viernes 29 de agosto del 2014. 




0 Comentarios